miércoles, 13 de junio de 2012
Recortar en transporte público
Teniendo en cuenta que vivimos un momento de crisis profunda, no es de extrañar que nuestro ingenio se agudice. Tras tres años de recesión y con la presión de la Comisión Europea sobre una España corrompida y debilitada que se niega a reducir su plantilla política, protestas no escuchadas y disturbios de toda clase, a unos ciudadanos con sed de bienestar se nos ocurren medidas para acabar definitivamente con nuestros servicios públicos y derechos fundamentales. De perdidos al río. Amén del himen.
De los creadores del "recreo psicológico" llega una idea que revolucionará el mundo de los recortes. Seremos el hazmerreír de África y un orgullo del mundo moderno. Tecnología punta al servicio del fin de los tiempos. No se trata de volver a la autarquía o volver a fabricar los emblemáticos Barreiros Diesel. Hablamos del autobús a pedales.
Algunos os estaréis riendo pensando "menuda estupidez" o "este fuma crack". Pues bien, el segundo punto es mentira. Siguiendo con el autobús... hay que tener en cuenta que cincuenta personas pedaleando deberían mover perfectamente un artefacto de tales dimensiones. Estaríamos hablando de una potencia de unos cincuenta esclavos de vapor. Los caballos de vapor son metrología del siglo pasado y explotación de la propiedad intelectual del mundo animal. Aún no sé cómo los verdes no se han metido con eso. Degradante.
Otro punto a favor es que no se desperdiciarían medios, pues o el autobús va lleno, o los demás se cagan en los muertos del que hoy no va a trabajar. Eso hace del transporte público un deber y no un derecho. A ver quién logra ser menos contaminante, ¿eh?
Pero esto está mucho más elaborado de lo que parece. Como las galeras del siglo XXI no van a ser menos que las fenicias, dispondrán de agujeros que servirán para la extracción del sudor condensado en las butacas y, ya puestos, por si alguno quiere orinarse encima. De hecho no necesitarán limpieza, pues recordemos que la urea al degradarse pasa a ser un excelente desinfectante. No habrá que preocuparse por esos dedos de los pies amputados y placentas que solemos encontrarnos en los suelos de los autobuses. Totalmente higiénico. Además, es el futuro de la sanidad. No más gastos en inútiles ambulancias y hospitales. Existirán los autobuses-hospital, en los que un/una médico y tres enfermeros/as se ocuparán de treinta pacientes ingresados en el piso superior de un "Double Decker", mientras sesenta parados servirán a la tracción del vehículo. Todo ventajas. Total, parados aún sobrarán y podrán utilizarse para muchos otros inhumanos menesteres, como por ejemplo elaborar los discursos de la Conferencia Episcopal, que gobernará de la misma forma que ahora: haciéndose los suecos mientras susurran cosas bonitas al Ejecutivo. Además, también podrán servir para llevar a lomos al Senado y al Tribunal Constitucional a Puerto Banús de excursión siempre que lo deseen.
Pues sí, amigos... tenéis aquí el futuro de la sanidad y transporte público. Próximamente hablaremos de qué será de la educación. De momento nos quejamos de vicio, la verdad. Nos dirigimos a un futuro maravilloso, lleno de trabajo y bienestar patrocinado por multinacionales que harán las delicias de nuestro sudor.
"Imagen vía www.camionesclasicos.com"
martes, 10 de enero de 2012
Catarsis
ses algues tornen verdes i brillen ses estrelles,
que ja s'ha fet de nit i es plàncton s'il·lumina
i cantes ses balenes a 30.000 quilòmetres d'aquí.
Años delante de pantallas de led y grises cielos. Miles de hojas de papel procesadas y escritas una tras otra acompañadas de un gran espectro de luces. Patentes naturales y artificiales adornan cada momento de erudita concentración. Cada instante de abstracción es parte de una salida imposible al problema de una vida mal aprovechada. Eso sería de seguir así. De continuar algo que ya conozco hasta la saciedad.
Se acabaron las lámaparas incandescentes y fluorescentes inventadas hace más de cien años. Me quedo con el sol, más grande e infinito. Nada que ate a este bicho raro con ganas de mundo. Todo un océano de posibilidades.
Se acabó la lucha por las puertas del nuevo modernismo. Soy el que quiere volver atrás. Antes del crack del 29. Antes de que todo lo que el ser humano fabricase tuviese fin. Tuviese el fin de generar la necesidad de necesitar algo más indefinidamente. ¿Y si no necesito nada más? Me quitarán del medio. ¿Y si aunque me silencien sigo estando en medio? No podrán hacer nada. Y sí, seguiré en medio. Estorbando. Cambiando la forma de ver el mundo de muchos. Minando las bases de algo que nunca existió materialmente y de lo que nos creemos dentro.
Del mismo modo que yo no estoy concebido para crear estética, nadie lo está para formar parte de este sistema. No somos hormigas. Tenemos las mismas capacidades físicas e intelectuales que los que nos dirigen. Comportémonos. Veamos la verdad. No hay nadie por encima de nosotros mismos. Ni un dios, ni un rey ni un político. Solo hay personas iguales encargadas de distintas tareas. Nada más.
Si la justicia no nos juzga, el pueblo lo hará. Y si desaparecemos... ¿quién lo hará? Nadie. Esa es la protección de la que gozan los que están "arriba". Has querido darle su merecido a alguien que se ha marchado sin su castigo. ¿Oyes sus insultos a treinta mil kilómetros de aquí? No lo creo. Descansa y disfruta de su ausencia. Disfruta de un mundo de posibilidades. Disfruta de tu catarsis y la mía.
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